Punta Arenas 19 julio 2019. Rose Mery y María Fernanda no sólo comparten la tenacidad para enfrentar complejos momentos, además ambas son protagonistas de historias plagadas de alegría, optimismo y superación.
Este año las Jornadas por la Rehabilitación centra su mirada en estas dos mujeres, usuarias del Centro de Rehabilitación del Club de Leones Cruz del Sur. Dueñas de un especial carisma que las hace queridas por terapeutas, trabajadores y pacientes del centro.
Rose Mery Donicke Pérez
A sus 62 años, Rose Mery Donicke Pérez es un símbolo de vitalidad y contagiosa alegría. “Prácticamente vivo en el centro de rehabilitación”, dice sin ningún rastro de resignación, por el contrario, entre risas y bromas asegura que con las terapias y experiencias “volvió a vivir”.
Hace 9 años, Rose Mery fue diagnostica de enfermedad de Parkinson. Desde esa fecha, los temblores en su andar, caminar y en cada mínima actividad no la han paralizado y, aunque fue muy doloroso este diagnóstico, supo reponerse y enfrentar este episodio con optimismo.
Sin embargo, otro dolor se sumaría el año 2011, cuando debió despedirse de su hija, Rosemery, quien falleció producto de cáncer. “Fue muy triste toda la enfermedad. Yo dejé de lado mi tratamiento y no hice nada por mi salud, me dediqué a cuidar de ella. Paré mi rehabilitación y ni los remedios tomaba”, como la mayoría de las madres, postergó su salud y su cuidado por ir en ayuda de su hija.
Si bien hoy el dolor la acompaña y su mirada se empaña al recordar, ha sabido seguir adelante, como si no existiera tiempo para las lamentaciones. “El año 2013 reingresé al centro. Para seguir con mis terapias. Aquí, con los kinesiólogos, terapeutas y con todos los funcionarios volví a vivir. Ha sido un renacer, no sólo por mi enfermedad, sino que me han acompañado en todo lo que he vivido”.
Así, pese a todo, Rose Mery desborda energía. 4 días de la semana llega al centro de rehabilitación “en micro, en colectivo, en lo que sea voy a mis terapias. Con frío, con nieve, como sea. Yo me muevo sola, no le pido a nadie que me anda trayendo. Me gusta andar sola, independiente”.
Esta misma determinación la llevó el año pasado a ser reina de los clubes de adultos mayores, “Para que no me olvides” es el nombre de su club al que asiste religiosamente cada viernes, espacio en el que hace gala de su extraordinaria personalidad.
María Fernanda Díaz Escalante
A diario en el Centro de Rehabilitación se escuchan historias que asombran y conmueven. La de María Fernanda Díaz Escalante de 24 años es una de ellas.
A los 4 años vivió un accidente cerebro vascular, conmocionando a su familia y entorno. Tras superar los primeros instantes de este episodio, ingresó al centro de rehabilitación, donde recibió el cariño y trabajo de todos los funcionarios.
Si bien un ACV es muy poco común a tan temprana edad, este hecho resultó un aliado, ya que bastaron 6 meses de terapias para que María Fernanda recuperara la rutina de juegos y aprendizajes propios de la infancia. “Volví a hacer mi vida lo más normal. Entré al colegio y todo para mí fue natural, quedé sin ninguna secuela”.
Tal fue el éxito de esa recuperación que a los 19 años ingresó a la escuela de Aeronáutica. Fue, precisamente, en una de las clases cuando sintió un fuerte y súbito dolor de cabeza. Un nuevo accidente cerebro vascular la obligó a dejar esta carrera, regresar a Punta Arenas y enfrentar un nuevo escenario.
Como secuela del ACV, María Fernanda presenta una Hemiparesis izquierda, por lo que recibe terapia permanente en el centro de rehabilitación.
“Estuve muy triste, me dio mucha rabia y pena. Me encerré y no quería ver a nadie, pero ahí llegaban mis amigos a sacarme de la casa, a obligarme a salir y a subir el ánimo”, reconoce hoy la joven dueña de una esperanzadora sonrisa.
La disciplina demostrada en sus terapias, la llevo a ser parte del equipo de natación de la región y representó a Magallanes en los juegos de la Araucanía, modalidad paralímpicos, donde obtuvo una destacada participación.
“Tengo muchas actividades, voy tres veces a la semana al centro, a las diversas terapias y además voy a natación casi todos los días”, finaliza la joven.