Punta Arenas. 19 marzo 2016. Un regreso al origen, a lo esencial y más profundo de la vida yagán, cuando navegar por mares australes era lo habitual y cotidiano para esos hombres y mujeres que hacían de las frías auguas del Beagle y el Cabo de Hornos su vida en pleno.
Una vuelta a un pasado lejano pero siempre presente, de la mano de Martín González, miembro de la etnia canoera yámana, que junto al sociólogo y director del Museo Antropológico Martín Gusinde (MAMG) de Puerto Williams, Alberto Serrano, es el que plantea el documental “Tánana”, que en lengua yagán significa “estar listo para zarpar” y que se estrena este sábado en la Sala Estrella.
“Se trata del regreso de Martín González Calderón a diversos lugares del archipiélago del Cabo de Hornos, en donde creció y navegó, y a los cuales no había regresado en casi 40 años. Pero también es, de cierta forma, el regreso a la experiencia del modo de vida navegante tradicional, el regreso al maritorio y lo que significa para los pueblos navegantes su vida centrada en el mar”, explica Serrano, director del documental junto a Cristóbal Azócar.
“La idea surge a través de conversaciones con Martín, en donde va apareciendo permanentemente una alusión a todo el archipiélago, a una serie de lugares únicos, los cuales vivenció de una manera que hoy no existe. De este modo comenzamos a pensar la manera de regresar a estos lugares, de reconocer el territorio y los recuerdos de él. Así fue como surgió entonces la idea de hacerlo a través de un documental”, comenta el director del MAMG.
Según relata el director, el objetivo era poder regresar a estos lugares de tan difícil acceso en el presente. “La experiencia de la navegación tradicional va más allá de los lugares o el paisaje y su fauna, es un modo de ser, de estar y entender el mundo y pensamos que lo audiovisual podría abrir el espacio a permitirnos reunir ambas cosas, el registro y la experiencia. Ahora, espero que eso lo hayamos conseguido”.
El rol de Martín González en el documental es fundamental. Se trata de él y de sus ganas por superar las dificultades existentes para navegar a través del archipiélago. “Tras los conflictos limítrofes de los estados chileno y argentino, y la consolidación de su instalación en el territorio a través de sus instituciones, la posibilidad de navegar libremente para los descendientes yaganes, fue truncada. Hoy, y desde hace algunas décadas, no pueden navegar como lo hacían antes y están sujetos a la legislación chilena de control marítimo que es sumamente conservadora y no tienen coherencia con el modo de vida de la gente que siempre ha vivido y seguirá viviendo en el archipiélago. Todo esto ha desarraigado a los yaganes de la inmensidad de su maritorio y ese es el gran conflicto que Martín está dispuesto a superar”, dice el sociólogo quien además adelanta que de manera paralela ya está trabajando en una serie de cortometrajes vinculados a Tánana.
“Sigue siendo muy importante poder dar cuenta de la situación actual de los pueblos originarios de Magallanes y reflejar de que no se trata solo de una deuda histórica, sino que de una deuda con su situación presente, todavía atravesados por terribles injusticias y políticas públicas que no pretenden cambiar el fondo de los problemas y solo buscan maquillar un poco las cosas”, afirma el realizador.
El proceso de grabación del documental se extendió por más de dos años, con las dificultades propias de la tarea audiovisual en el extremo sur del planeta. “Creo que lo más difícil fue el trabajo que viene después, la realización del montaje y armado de la película. Teníamos muchas horas de grabación sobre las cuales trabajar, además debíamos gestionar más recursos y especialmente superar el problema del aislamiento.
No es fácil trabajar a distancia desde Puerto Williams, con una mala conexión a internet y lejos de diversos servicios que es necesario incorporar”, enfatiza el realizador, quien finalmente agradeció a todos quienes acompañaron la ejecución de este viaje documental.
”Somos dos directores Cristóbal Azócar y yo, y hubo muchas personas que nos ayudaron desinteresadamente durante un largo tiempo para sacar esto adelante realmente a pulso, por el interés de todos quienes colaboraron. En especial agradecer a Eduardo Velásquez, a Cristián Pasciani, a Cristina y Eugenio Calderón, a Herman Monges, en especial a Melisa Gañán y por supuesto a Martín