Santiago. 13 febrero 2016. Las “vacas flacas” ya están aquí. El concepto ocupado recurrentemente cuando se instauró la regla fiscal estructural para catalogar los momentos en el futuro en el que el país no tendría la bonanza de entonces, llegaron.
Y, como ocurre en momentos de menores ingresos y perspectivas que éstos no mejorarán en los próximos años, pareciera ser momento de ajustarse el cinturón. Y tod indica que el ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, lo tiene claro.
Hace una semana ya deslizó la idea de que se podría subejecutar el Presupuesto Público de este año. Esto, luego que en 2015 se ejecutara menos de lo anticipado cuando se hicieron los cálculos de la Ley de Presupuestos 2016.
De esta forma, el monto fijado para gasto este año equivale ahora a un alza real de 5,4% en relación a lo gastado el año pasado, un punto porcentual más de lo que se creía en septiembre pasado.
En una entrevista radial Valdés indicó que se puede evaluar volver al crecimiento original de 4,4%, lo que se decidiría finalmente en marzo, tras recibir la nueva estimación del Comite de Expertos del Cobre de largo plazo. De concretarse la medida, se gastaría del orden de $367 mil millones menos de los previsto (unos US$ 517 millones con un tipo de cambio de $ 710).
El economista jefe de BBVA Chile, Jorge Selaive, sostiene que “el ministro posiblemente va a moderar esto, a pesar de que no parece ser necesario. Su visión es probablemente que a la economía chilena le va a costar mucho recuperar crecimiento potencial y el cobre no nos va a jugar una buena pasada”. Según los cálculos del experto, de no realizar este ajuste, el “espacio fiscal” para el gasto en 2017 sería muy acotado, permitiendo un alza de sólo 0,9% en esta variable.
Además, si se realiza este menor gasto durante el presente año, esto le quitaría cerca de 0,2 punto porcentual al PIB 2016, “en un escenario en que ya el gasto público incide bastante menos”, precisa Selaive.
En tanto, el economista de Clapes-UC, Juan Bravo, afirma que si Valdés concreta esta idea “estaría entregando la señal que está dando la pelea por contener el gasto fiscal, aunque de todas formas es muy insuficiente para el problema que tenemos hacia adelante”.
De hecho, el experto recuerda que en el Informe de Finanzas Públicas que acompañó a la Ley de Presupuestos del presente año, se evidencia que las holguras de gasto para 2017 y 2018 son negativas. Es decir, el gasto fiscal comprometido para ambos ejercicios supera el nivel de gasto que es compatible con la meta del balance cíclicamente ajustado, que Valdés estipuló en una disminución del déficit fiscal estructural de 0,25 punto porcentual por año.
Bravo destaca que tener holguras negativas es un hecho inédito en los últimos años “y lo que reconoce es que la próxima administración no va a tener espacio para hacer ningún programa más. Las holguras siempre habían sido positivas, lo que es lo lógico, debido a que se deja un espacio para decisiones del siguiente período”.
Es más, la suma de los montos de las holguras negativas esperadas para 2017 y 2018 llega a $ 344 mil millones, es decir, muy similar a los dineros que se dejaría de gastar en esta ocasión.
Por su parte, el economista de Libertad y Desarrollo, Francisco Klapp, sostiene que el recorte “no es un monto muy grande de reducción de gasto, pero es un gesto que se valora y un reconocimiento a que el crecimiento de tendencia es menor y que hacer crecer el gasto fiscal por sobre este crecimiento no redunda en una mayor actividad, sino que en más inflación”.
Fuente: Pulso.