Antártica. 22 febrero 2016. Chile reinició la conducción de inspecciones antárticas a estaciones y bases extranjeras del continente blanco, suspendidas desde 1990, al amparo del Tratado Antártico y de su Protocolo sobre Protección del Medio Ambiente, informaron hoy fuentes oficiales.
Los controles se efectuaron a refugios ubicados en las islas Shetland del Sur, a 120 kilómetros de la península antártica, donde se concentra la mayor cantidad de estaciones extranjeras.
Estos se llevaron a cabo entre los días 15 y 18 de febrero de 2016, luego de 26 años de la última inspección realizada en territorio antártico en 1990,, según precisó en un comunicado el Ministerio de Relaciones Exteriores.
Las funciones constituyen un procedimiento de fiscalización mutua de las partes contratantes, para garantizar la transparencia de las actividades desarrolladas en el territorio y el cumplimiento de las normas establecidas en el Sistema del Tratado Antártico, como aquellas de naturaleza medioambiental.
Las investigaciones se realizarán en forma conjunta con Argentina, con referencia a un acuerdo alcanzado por el Comité Ad-Hoc Chile-Argentina, en materia de política antártica en el año 2015, a través de herramientas logísticas chilenas.
El programa de inspecciones está contemplado en el Plan Estratégico Antártico 2015-2019 y el Plan de Actividades Antárticas 2016, aprobados por el Consejo de Política Antártica en 2014 y 2015, respectivamente.
El informe resultante de la iniciativa incluirá las recomendaciones de la 39 Reunión Consultiva del Tratado Antártico, suscrito por Chile en 1959, que se realizará en el país austral desde el 23 de mayo al 1 de junio del presente año, precisó el ministerio.
Al encuentro asistirán más de 50 países firmantes para hacer un balance de los 25 años de funcionamiento del Protocolo de Madrid, acuerdo que definió al continente blanco como una “reserva natural dedicada a la paz y la ciencia”.
El Tratado Antártico, del cual Chile es “parte consultiva”, establece la utilización de la Antártica únicamente con fines pacíficos y prohíbe expresamente toda medida de carácter militar.
Sin embargo, ninguna disposición de este acuerdo internacional puede interpretarse “como una renuncia o menoscabo a cualquier fundamento de reclamación de soberanía territorial” que alguno de los países firmantes pueda tener.
En 2014, el entonces presidente de Chile Sebastián Piñera, viajó a la Antártica para establecer una base polar a mil kilómetros del Polo Sur, con el objetivo de “reafirmar demandas soberanas” y “ejercer presencia efectiva, desarrollar ciencia avanzada y explorar la zona”.
En esa oportunidad, firmó además el proyecto de ley Estatuto Chileno Antártico, para “fortalecer la capacidad del Estado chileno para preservar sus derechos e intereses, en un marco de cooperación y responsabilidad”.
Según explicó Piñera en ese entonces, “Chile tiene aspiraciones sobre la Antártica” por lo que su demanda de soberanía “se basa en razones geográficas, históricas y jurídicas”, en alusión a la proximidad del país sudamericano con el continente blanco y la fuerte presencia científica y militar con seis bases en la zona.
Fuente: @prensaantartica