Punta Arenas. 14 merzo 2019. Fue una casualidad. En enero de 2017, el investigador del Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (IDEAL) de la Universidad Austral de Chile (UACh) y académico de la Universidad de Concepción (UdeC), Dr. Erasmo Macaya Horta, esperaba en la estación científica Yelcho, ubicada en la península Antártica, los equipos con los que realizaría experimentos durante ese verano.
Sin embargo, el tiempo pasó y el material quedó en otra base, situación que lo obligó a buscar una alternativa a su proyecto original.
Tras ese episodio, el científico puso en marcha un plan B: desde entonces, se convirtió en el primer chileno en estudiar en el continente blanco las algas flotantes, especies poseen “aerocistos”, estructuras llenas de gases que les permite permanecer durante algún tiempo en la superficie, ofreciendo transporte, alimento y refugio para diversos organismos marinos.
Las algas flotantes se encuentran a lo largo de todo Chile, donde incluso es posible ver parches que pueden llegar a pesar varias toneladas y, por lo tanto, formar comunidades, creando verdaderas islas que se dezplazan en altamar. Las especies de algas más conocidas que forman parches flotantes son el huiro (Macrocystis pyrifera) y el cochayuyo (Durvillaea antarctica).
Durante la Expedición Científica Antártica (ECA) 55, el Dr. Macaya continuó los muestreos de este estudio pionero en la Antártica: realizó observaciones en el sector de bahía Fildes, isla Rey Jorge, con el objetivo de investigar cuáles son las especies que están flotando, determinar si están o no reproductivas y analizar los organismos asociados. En ese contexto, el investigador observó que el estrecho ubicado entre las islas Nelson y Rey Jorge, es el sitio donde hay mayor cantidad de algas flotantes.
“Esto podría explicarse debido a que las corrientes superficiales van en dirección hacia la bahía, lo que permitiría juntar el material que está flotando y arrastrarlo a ese sector”, asegura y agrega que la investigación que realiza permitirá “tener una estimación de qué algas están flotando y, en el futuro, saber, por ejemplo, sus rutas de desplazamiento y tiempo de flotabilidad”.
En un contexto de cambio global, donde existen predicciones que indican que los vientos se intensificarán, podría ocurrir que aumente el número y la velocidad de desplazamientos de objetos flotantes. Por otra parte, bajo ese mismo escenario, al haber un aumento de temperaturas, lugares que hoy no son habitables, en algunos años más serán sustrato disponible para organismos que lleguen a colonizar.
“Las algas flotantes son capaces de trasladar especies que podrían colonizar lugares distantes. En otros sitios del mundo, hay muchos organismos asociados a estos parches, sin embargo, en la Antártica aún existe poco conocimiento al respecto”, concluye el Dr. Macaya.
Tras años de muestreo en la Antártica, el investigador halló por primera vez algas Adenocystis flotando a la deriva, las cuales trasladaban una lapa (Nacella concinna).